Somos una pareja, que durante la pandemia decidió tener una Schnauzer, llamada Macarena, que a hoy tiene 10 meses.

A principios de Marzo, Macarena se empezó a poner bastante mal en temas de salud, dejo de comer, empezó a vomitar absolutamente todo lo que comía, tuvo diarrea y no tomaba agua. Claramente, de inmediato fuimos a la veterinaria y después de un par de días sin ningún diagnóstico, nos dijeron que tenia Parvovirus. Después de todo lo que pudimos investigar y los comentarios de los veterinarios, nuestra mente se fue al peor escenario posible y nuestra energía de inmediato se fue al suelo. Lo único que ellos nos decían es que era un virus muy muy grave y que el diagnóstico era reservado. 

Fue un momento de nuestras vidas que realmente nos puso a replantear muchas cosas como personas y como pareja, realmente no veíamos algo positivo de la situación y pensamos que lo peor iba a pasar, hasta que María Elena  llegó a nuestras vidas. Tuvimos una sesión con ella en la cual nos pudimos conectar no solo con Macarena, si no con nosotros mismos, conocer el amor incondicional que sentíamos por ella y tener la posibilidad de sanar muchas cosas como pareja. Nos dimos cuenta del poder de la energía y del amor, que realmente la manera de pensar, visionar y expresarse ante este tipo de situaciones, cambian el rumbo de las cosas. 

Después de la sesión con María Elena, fue casi de inmediato y como un milagro que Macarena recuperó fuerzas y empezó a luchar cada vez con más ganas y cada vez con más esperanza y ganas de vivir, se le notaba en sus ojos. La mejora de Macarena, fue impresionante, empezó a tolerar mucho más alimento, a animarse mucho más cuando la íbamos a visitar a la veterinaria, y realmente lo más importante, la energía de nosotros también lo hizo. Nos sentíamos tan seguros que a través del amor que le enviábamos y la energía que proyectábamos, estábamos apoyando a Macarena para que volviera a casa sana y salva. 

Después de unas 3 semanas de hospitalización aproximadamente, ¡Macarena volvió a casa, tal como lo visionanamos! El Parvovirus había desaparecido, aún tenía un par de cosas por sanar y que los exámenes mostraran mejores resultados, pero estaba con nosotros, podíamos ver en sus ojos que era la misma perra alegre, amorosa y llena de energía que antes. 

A María Elena, no tenemos cómo agradecerle, fue nuestro ángel en la tierra, No solo por permitirnos tener un espacio de conexión, amor y buena vibra con nosotros mismos, si no por ser un apoyo fundamental y acompañarnos en todo este proceso que ha sido de los más duros que hemos vivido. Gracias por apoyarnos y ayudarnos con Macarena, por siempre estaremos profundamente agradecidos y les recomiendo esta sesión a todas ls personas que desean tener un espacio de conexión con su mascota.

Alejandro y Maria Teresa

La Voz de Lolita

Abril 2019

Durante 2016 conocí a María Elena cuando Lolita, una perrita de que me escogió como su nueva compañera en abril de 2011 en las calles de Bogotá, tenía una grave crisis de salud. Lejos estaba yo de imaginarme que ella me estaba dando una lección de vida, y estaba obrando como mi maestra. Me estaba alertando que yo no estaba feliz, había perdido la conexión incluso con la comida como fuente de energía y sobre todo que yo no me reconocía como un ser espiritual. No veía ni tenía un camino de espiritualidad genuino, excepto una rutina de trabajo que me daba seguridad económica y me llenaba los días. Yo muy adentro había perdido la fe y no reconocía mi centro espiritual y Lolita me mostraba con su enfermedad, cada vez más crítica, un camino que he recorrido en estos tres años, en los cuales mi vida cambió para siempre.

Volvamos a 2016. En enero de ese año mi papá descansó por fin y yo pude acompañarlo a morir dignamente y con la tranquilidad del deber cumplido con su familia. Lolita seguía firme. Sin pelo en su cola y cada vez más irritación. Desde 2015 le había comenzado a dar remedios según el diagnóstico de hipertiroidismo. Ya en esa época no tenía pelo en su cola. El resto del año fue muy difícil y no encontrábamos camino. María Elena conectó con nosotras cuando un veterinario homeópata me dijo que la situación estaba grave, que ensayara una terapia de energía.

Comencé a entender que yo era la fuente de todo. Que además tenía todavía “rollo” con mi mamá que nada que terminaba de procesar y perdonar (y perdonarme) y me tenían estancada. Lolita me estaba mostrando que tenía que hacer algo contundente para ver que sin vida espiritual no iba para ninguna parte, y que debía vivir para ser feliz.

Este es el Testimonio de Mateo: mi maestro y amigo.

Mateo presentó problemas de salud desde que tenía solo unos meses de vida; con los años cada vez más crónicos. En sus 4 años y medio ha tenido una cirugía de cadera, inconvenientes en su columna, incontables hospitalizaciones, reacciones alérgicas, cálculos en sus riñones, pancreatitis, pérdida de control de esfínteres, en un momento llego a tener complicaciones serias de vejiga, riñones y páncreas al tiempo y finalmente lo que nos llevó a María Helena: Ehrlichia Canis.

Creo que muy en el fondo siempre supe que él me hablaba a través de sus enfermedades, pero mi desconexión no me permitía verlo. Era realmente doloroso ver que nunca estaba sano por más de un mes y yo me acostumbre a este ciclo e inclusive llegue a un punto en que anticipaba las enfermedades. Me volví casi su médica, ya reconocía los síntomas inclusive antes de que empezara todo. En una de sus peores crisis, una amiga me recomendó al Dr. Clavijo quien recuperó a Mateo exitosamente varias veces; hasta que me dio a entender que él lo podía seguir salvando cuantas veces fuera,  pero yo estaba generando un patrón y nunca dejaría de ir allá, si no se modificaba. Así que me recomendó a María Helena...lo que más me sorprendió fue que no debía llevar a Mateo a la cita, pero como todo lo de él... yo corrí a salvarlo a donde fuera.

Durante meses aplacé la cita con María Elena por el temor a que Amigo me dijera que necesitaba partir. Los diagnósticos cada vez eran más delicados y en un impulso de valentía saqué la cita. Sólo conocerla a ella, entrar a su casa y a su consultorio hizo que disminuyera de inmediato mi nerviosismo.

 

Una de las primeras preguntas que él me transmitió fue ¿si yo estaba preparada para dar el salto al vacío? y de inmediato contesté que NO. Pues él dijo que cuando yo estuviera preparada él iba a partir y así fue. La comunicación a través de María Elena me permitió comprender con mayor tranquilidad su enfermedad, su vejez y su despedida.

 

TESTIMONIO DE SANACIÓN 

  

Por este medio, quisiera compartir el hermoso testimonio de sanación para mi amado perro, Marcelino,  hecho a través de mi querida amiga y maestra, María Elena.

 

Marcelino tiene aproximadamente 14 años y tiene tres años siete meses viviendo con nosotros. Su historia es hermosa y muy conmovedora, vivia con indigentes en la calle, habría mucho que contar de su vida y sus grandes enseñanzas. 

 

Pero el testimonio que hoy me compete, es acerca del gran poder sanador que mi querida María Elena ha hecho para Marcelino en dos ocasiones y de manera muy contundente.

HISTORIA DE AMOR DEL LOBITO FOSTER

Foster, nuestro lobito siberiano, llegaste a nuestras vidas cuando más te necesitábamos, estábamos deprimidos, tristes, cada uno en su mundo, (mi hijo, mi hija, mi esposo y yo). 

 

Habíamos perdido todo lo material debíamos enfrentarnos a circunstancias jamás vividas, nuestra empresa a punto de la quiebra, dejar nuestra casa que con tanto anhelo construimos, donde conocimos personas inigualables, amigos de verdad y dejarla para empezar de nuevo.

 

Pero allí en ese nuevo hogar llegaste nuestro hermoso y amado Foster, a meterte en cada espacio y rincón de nuestros corazones, abriste un mundo lleno de magia. Tu presencia nos unió de nuevo e hizo que cada uno fuera recobrando lo perdido, nos llenaste de tu amor desinteresado, de alegría y valentía. Entendimos que no necesitábamos de tanto, para darnos cuenta de lo afortunados que éramos. Pasaron dos años de amor puro y compañía mutua.

¿Cuántos hemos sido encontrados por un peludito? Mi caso, como el de muchos de ustedes, fue ese, pues ella llegó a mi vida cuando más la necesitaba.  Su nombre es Cora en honor a un cuento de Cortázar y tal como ese curioso personaje, siempre me cuidó.

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Pero un día dejó de comer y en menos de dos semanas bajó siete kilos, la llevé al veterinario alopático y le dieron pocas esperanzas, incluso empeoró a pesar del tratamiento. Una amiga me recomendó llevarla a homeopatía, allí encontré a dos personas maravillosas quienes le brindaron todo su amor el cual se representó en una mejoría, pero Cora aún no comía por su cuenta y por lo tanto no estaba del todo a salvo. A pesar de probar todos los tratamientos recomendados no se veía la gran recuperación que esperamos, pues Cora ya no quería ser independiente y dependía totalmente de nosotros, no comía por su cuenta, no jugaba y, lo más grave, no se bañaba.

A continuación, voy a dar testimonio del tratamiento llevado a cabo por Elena a mi perro Yoko y el resultado del mismo:  

 

Antecedentes al tratamiento con Elena.

 

A mi  perro Yoko en octubre del 2015, se le infectó la boca. El médico veterinario dijo que se le  había clavado algo en el paladar y le hizo una limpieza profunda. Dos semanas después encontró en la boca 3 tumores de tipo Epulis (tumor benigno que no hace metástasis), que empezaron a crecer de forma desmesurada y eran de muy mal pronóstico. Durante la primera etapa del tratamiento lo operaron 4 veces desde septiembre a diciembre de 2015, tratando de extraer los tumores con la esperanza de que no se reprodujeran, uno se erradicó y 2 de ellos seguían creciendo rápidamente, después de las cirugías.   

 

Sus efectos eran dolor, sangrado, infección, y cuando crecía mucho el no volvía a comer. Además Yoko estaba muy deprimido y no quiso volver a salir a pasear con su paseador y algunas veces tampoco quería salir conmigo. Seis médicos veterinarios diferentes lo vieron durante este periodo, dos de ellos veterinarios homeópatas. Le practicaron 2 patologías también. Varios de estos médicos recomendaron diferentes cosas, cambio de alimentación, medicamentos especiales, quimioterapia, para finalmente decir que no había más opción que a la eutanasia

 

El 22 de diciembre de 2015 llame a Elena hicimos una cita y a partir de aquí comenzó una nueva etapa con Yoko.

 

El tratamiento con Elena.

 

Cuando llegué al tratamiento con Elena yo me sentía muy triste por Yoko. En ese momento vivía sola y Yoko era mi gran compañero. Llevaba meses tratando de salvarle la vida y estaba muy desgastada emocionalmente con este asunto. Adicionalmente, los tratamientos realizados me habían costado mucho dinero. Sin embargo mis amigos estaban muy pendientes de todo este proceso, y me preguntaban a diario por la salud de Yoko; sabían todo lo que había hecho por salvarle la vida y estaban muy conmovidos por ello. Por su lindo carácter, todos quieren mucho a Yoko,pues es un perro muy cariñoso, inteligente, sensible y amable con la gente, en particular con los niños.

Para una incrédula como yo tenía que tratarse de una situación dolorosa y límite para que me decidiera a visitar a la "señora que hablaba con los animales".

 

No pierdo nada, pensé y si había algo que podría mejorar el estado de mi perro BRANDY  no iba a escatimar esfuerzos para averiguarlo.  También debo decir que mi culpa me llevó hasta donde Maria Elena, alguien que me dijera que el tumor que tiene Brandy en la cabeza no tenía nada que ver con años de discusiones peleas y malos tratos en la que era en ese entonces mi casa.  Tampoco entendía por qué no era necesario que llevara al perro si era de él de quién íbamos a hablar. 

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Luego entendí por qué me decía Maria Elena  que de alguna forma el perro me había llevado hasta allí y que mi mejoría tenía que ver con la de el.  Por supuesto mi sufrimiento también. 

Eran tan precisas las cosas que  me decía sobre BRANDY y lo que era y representaba en la familia, que no podía dudar aunque mi razón me lo dictara.

Hace 12 años mis papas me compraron a Lulú para que me acompañara en las tardes cuando llegara del colegio, siempre quise una perrita que no fuera ni blanca, ni tan pequeña, que no tuviera el pelo crespito y que no fuera un French Poodle, pero la vida tiene formas mágicas de mostrarnos lo que más nos conviene, por lo cual Lu llego a nosotros siendo efectivamente una French Poodle, blanca, pequeña y de pelo crespito, la cual amamos desde el primer día que nos conocimos. 

Ella siempre fue muy inteligente, era la líder de la manada en nuestra casa y tenía una personalidad única que la definía. 

Cuando Lu tenía 4 o 5 años empezó a tener problemas hepáticos, pero conforme pasaba el tiempo se fueron deteriorando los otros órganos y al final no teníamos un diagnóstico certero de lo que estaba pasando en su cuerpito. Mi mamá decidió intentar otro tipo de terapias (alternativas) para mejorar su calidad de vida y buscábamos también saber lo que estaba sucediendo, es en ese momento donde encontramos a Maria Elena, fuimos a una consulta en donde teníamos muchas preguntas, curiosidad e incredulidad por mi parte. 

Mi Nombre  es Sussy Delgado Vivo en la ciudad de Bogotá  contacte  a Maria Elena, por que  una de mis  hijas perrunas estaba pasando por un mal monto,  Alaska fue recogida de la calle ya con muchos años encima, la llevaron a mi refugio y yo decidí adoptarla.

 

Después de muchos meses su salud empezó a empeorar hasta que llego el momento en que no podía pararse no me sentía  con la fuerza para tomar una decisión sobre su vida, por eso Maria Elena me ayudo. Ella se comunico con mi Alaska de una forma increíble, pudo sentir lo que Alaska siempre me demostró,  fue una conexión mágica, por que Alaska se sintió mas tranquila, pudimos cumplirle todos sus caprichos y así como Maria Elena no lo expuso ella nos indico cuando ayudarla a trascender, pudimos conocer a un amigo pajarito que también hace parte de nuestra familia gracias a su ayuda, había pasado inadvertido pero ella nos lo presento y durante el ultimo día de Alaska el estuvo con ella todo el día; en el parque estuvo sobre una rama  justo sobre ella acompañándola. Ella le dijo a Maria Elena que no quería ir a la veterinaria que solo quería estar en con nosotros en su ultima etapa y así lo hicimos ella odiaba salir de la casa.